Paz Esteve es una mujer normal, como cualquier otra que puedas encontrar a tu alrededor. Tuvo una infancia como los niños de la época, y su familia intentaba aportarle una educación para conseguir sustentar su futuro. Se diplomó en Arquitectura Técnica y trabajó como Jefa de Obra porque le encantaba “construir hogares”. Cuando decidió tener un hijo con su pareja, creía que habría “alcanzado la felicidad” y que su siguiente objetivo sería vivir una vida feliz y segura. Sin embargo, a las pocas semanas del nacimiento de su hijo, su mundo se truncó porque corría peligro. Un virus provocó una lesión cerebral que mermaría la capacidad de un niño inocente, y entonces se preguntó: ¿QUÉ HE HECHO YO PARA MERECER ESTO?, y peor aún: ¿POR QUÉ ESTA ENFERMEDAD LE OCURRE A UNA VIDA INOCENTE RECIÉN LLEGADA A ESTE MUNDO?, ¿ESTO ERA UN CASTIGO DIVINO?
Siempre se había interesado por cultivar su espiritualidad porque incluso de pequeña ya sentía que algo no encajaba: ¿PARA QUÉ nacemos? ¿QUÉ hemos venido a hacer?
Al recibir la triste noticia de una enfermedad que afectaría a la vida de su hijo, decidió dejar su trabajo para dedicarse a la rehabilitación de su hijo. Durante ese camino se quedó sin recursos económicos y sin pareja… Continuó su vida siendo madre soltera, pero “la carga que pesaba a sus espaldas” provocó que se aislara de la sociedad poco a poco hasta tal punto que dejó de creer en ella misma, en el amor y en la vida. Su mejor amiga, el apoyo de la familia y los libros de autoayuda, fueron la garantía suficiente para evitar la destrucción total, y gracias a ellos su vida cambió, porque entendió que NADIE ESTÁ PREPARADO PARA UN GRAN DESAFÍO, pero TODOS PODEMOS SUPERARLO SI SOMOS CAPACES DE VER LAS GRANDES BENDICIONES QUE ESCONDE.